El efecto extintor del dióxido de carbono se debe al rápido desplazamiento del oxígeno en las proximidades del foco del incendio y a su elevada capacidad de retención del calor. Gracias a las propiedades especiales del agente extintor, los  sistemas de extinción de incendios con dióxido de carbono no solo pueden proteger salas enteras, sino también instalaciones abiertas.

El dióxido de carbono es un componente natural del aire ambiente y no es conductor de electricidad.

Los sistemas de extinción de incendios con dióxido de carbono requieren poco espacio para almacenar el agente extintor.

Gracias a sus excelentes propiedades, el sistema de extinción de incendios por dióxido de carbono es la solución ideal para la protección contra incendios en muchas áreas de aplicación.

Los sistemas de extinción de incendios por dióxido de carbono son adecuados para áreas de alto riesgo, donde, en caso de incendio, es necesario mantener los objetos protegidos disponibles y en funcionamiento, minimizar las interrupciones operativas después de un incendio, evitar reacciones entre el material quemado y el agente extintor, evitar daños causados por el propio agente extintor y garantizar una extinción eficaz de objetos en áreas de difícil acceso.

Los sistemas de extinción de incendios con halocarbono utilizan el extintor químico FK 5-1-12 o MX200 con el extintor químico HFC-227ea.

Este extintor no es corrosivo ni conductor de electricidad, por lo que es especialmente adecuado para proteger salas que contienen equipos eléctricos y electrónicos.

Los sistemas extinguen incendios sin dejar residuos, al mismo tiempo que ofrecen un alto nivel de protección personal y ambiental.

Son especialmente adecuados para la protección de salas pequeñas y medianas, y el agente extintor se puede almacenar de forma compacta, ya sea dentro de la sala o en otra zona.